Tú me dijiste… — ¿Si te invito a una comida, te vendrás? Y yo contesté… — Si eres un buen comedor, gustosamente lo haré.
Todas las palabras por inocentes que sean tienen dos interpretaciones. El emisor sabe muy bien lo que quiere decir y el receptor las interpreta según su criterio o más bien como le dicte su sexy y deseosa mente…
Relatos cortos, fantasías que no deben quedar olvidadas en el fondo de un cajón. Un pequeño rincón dedicado a la sensualidad y el erotismo.
lunes, 20 de octubre de 2014
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Qué bueno es Valerie, me encantó la primera vez que lo leí, y me sigue encantando más ahora que lo vuelvo a leer, Un besazo bonita ;)
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